viernes, 1 de abril de 2011

En un instante.


En un instante tan sólo uno
mi vida se cruzó con la muerte.
Como un haz de locura, la sombra
de la noche envolvió mi ser.
Me vi sola, desnuda, desvalida
e indefensa.
El dolor sin un ápice de indulgencia
se agolpó y me hizo su presa.
Un grito ahogó mi llanto
cómo un choque te témpanos
crepitaron mis huesos.
Alcé la vista, la daga punzante
envestía a traición.
Mi vida escapaba gota a gota
sólo mi dolor estaba presente.
Un fuego abrasador quemaba mis sienes,
de pronto una tormenta de nieve
congeló mi voz y en ese silencio
despertó mi locura.
Anudada como ovillo maltrecho
mi cuerpo enjuto se dobló aún más.
Un susurro ahogado selló mis labios
la herida punzaba, roía cada espacio
cada centímetro de mi piel,
hasta que el último hilo de sangre
dejó inerte lo que quedó de mí.

Suyai Edith Copyright Chile

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