lunes, 26 de diciembre de 2011

Pena


Solo un rasgado de tu voz
sirvió para darme cuenta
no era sincero tu amor
era un atisbo de soberbia.
Mustia quedó mi alma
después de la llamada incierta.
Me volví silenciosa y escondí
presurosa mi pena.
Cabalgué austistamente
las horas que me sobraban,
una a una se fueron silenciando
no supe cómo descolgar el dolor
que me estaba matando.
Al llegar el final del día
mi locura fue aumentando
y en ese loco desvarío
mis ojos para siempre al nuevo día
se ocultaron.

Suyai

1 comentario:

  1. Palabras de un corazón destrozado, que siendo tan tristes, las llevas maravillosamente a un poema...
    "Sin siquiera un adios..."
    Gracias Suyai...

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