De la suave luz que tu me dabas,
ha quedado sólo , un aliento que se marchita,
una mano que ya no está,
una saliva que se pierde , en un beso
que no replica.
Del aroma de tu piel,
nada queda,
sólo una sábana mojada
que guarda unas huellas
del beso y del amor que me entregabas.
Las palpitaciones de tu corazón,
tu respirar enajenado,
tu mirada febril,
esos quejidos de animal en celo...
todo eso ya se ha terminado.
Es quieta la noche que cae sobre mi frente,
la penumbra lo cubre todo,
el silencio es elocuente...
se ha dormido el deseo,
ha llegado fría y segura,
mi amiga....
la muerte.
Se ha llevado consigo
tu cuerpo y mi mente...
aquella que te diera
en mi lecho doliente.
Suyai
E.M.
D/R.
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