Qué callen las bocas envidiosas,
de nuestros encuentros clandestinos,
qué le importa a nadie...
que busquemos el silencio
para acallar nuestros latidos,
tus besos y mis besos
serán mudos testigos
que tú y yo hemos vivido
este amor prohibido.
Qué callen aquellos que nos han juzgado,
qué saben de amores...
si nunca han amado.
Suyai
E.M.
D/R
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