lunes, 17 de mayo de 2010
Aquel hombre.
En sus ojos tristes,
descubrí sufrimiento,
su rostro enjuto, pálido,
su voz llena de tormento.
En sus ojos no había luz,
su andar era pesado,
su llanto sin voz ,
su cuerpo mutilado.
Su caminar era sereno
no parecía de estos tiempos,
sus cabellos ondulados
le caían sin peinarlos.
¿Qué pesar tan profundo
ha borrado la sonrisa de sus labios?
¿ Qué ha pasado en su mente
que no quiere hablar del pasado?
Me miró en silencio,
sus quebrantos conocí
vislumbré sueños de antaño.
Mi mano cogió la suya
la sentí temblando,
no era de frío,
era tan sólo un hombre llorando.
Entonces de sus ojos cayeron
diamantes sutiles,
el dolor estaban apaciguando.
Marchóse una tarde ,
sin más preámbulos
su mirada perdida,
un atisbo de morir soñando.
Suyai
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Chile.
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