contemplación.

Te he observado esta tarde
cuando corrías por la arena
con tu pelo al viento
y tu carita serena.

Las olas ondulantes
traviesas y gélidas
besaban tus pies blancos
parecías sirena.

El cielo se posó en tus ojos
tus pálidas mejillas
expresaban paz y belleza.

Corrías absorta, feliz, contenta,
gaviotas te acompañaban
con sutil indiferencia.

Te detuviste un instante
te quedaste muy quieta,
entonces la tarde oscureció
la arena.

Sonriendo me miraste
y agitaste tu melena
en esos instantes
volviste a ser mi nena.

Me abrazaste con dulzor
una suave brisa
beso tu cara.

Aún no hay voz,
aún no hay palabras,
me miras en silencio
y te contemplo emocionada.

Suyai 2010
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