Nada dura para siempre; el amor acaba,
como acaba la mañana, para dar paso
a otra madrugada.
Tus lágrimas se acogen a una silueta que ya marcha,
a una cadena que también oxidada
se hace trizas en la ceniza de su mirada.
Como todo en la vida, un día se acaba...
la luz de la agonía de una noche callada,
marcha silente tu voz en la puerta cerrada.
Las palabras que te deslumbraron,
las caricias que te acariciaron, dejaron
un recuerdo olvidado en el corazón helado.
Suyai
E.M.
Chile,
edith
ResponderEliminarel desamor es la columna vertebral de tus poemas
vas recorriéndolos como por una hoja de sierra, en un zig-zag que refleja el pasado cierto, un
presente que azota los versos en un relámpago
de deseos, de posibilidad
todo un mosaico que va de la pasión a la aceptación y que revuelve las emociones más intimas que todos hemos vivido y que reflejan
una parte de la vida que es más universal de lo
que parece
gracias por estos momentos
un beso
nando