Encandilada con las emociones
a flor de piel,
sonrojada a llama viva
con ese pudor ingenuo
que habita en mí.
Rompiste la lujuria,
desatando un viento salvaje
azotando mi cuerpo
sin piedad.
El placer de tu boca esperta
recorrió cada espacio de mi piel,
y fui como ola brava desbocada
labrando surcos sin frontera
a la puerta del paraíso
que me hizo tu mujer.
Suyai Edith Chile copyright 2011
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