Se aferró a su presencia,
a su sonrisa,
a las promesas dormidas,
a su alma.
Dejó sus miedos y silenció
demonios externos.
Se aferró con ansias a su cuerpo
para tener fe, calor, sosiego.
Se aferró a la esperanza
dejando sueños antiguos oxidados.
Lloró desnuda implorando que no viniera
el olvido,
el dolor
le había amado tanto,
tanto.
Suyai Chile 2011
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