jueves, 17 de diciembre de 2009

Dolor


Una flor se ha marchitado hoy
sus pétalos se han deshojado
murió cuál muere un amante
en el adiós.

Lágrimas como la lluvia
inundando todo su alrededor,
tristeza infinita
es todo lo que quedó.

Punzaron las púas venenosas
cuál cuervos
que se avalanzaron
ponzoñosas con furia
a desangrar el corazón.

Los hilos de la vida
cayeron ...
asomóse una herida al instante
desbordando
con su sangre
la huella que
iba dejando
al huir con su
dolor.

Nadie corrió a su encuentro
los latidos
se agolparon
triturando,
mancillando
su cuerpo
pequeño,
que corría
lleno de pavor.

Inundada se marchó...
de tanto dolor,
sus ojos hinchados
se desangraron
y las piernas volaban
por el camino que pasar
la vio.....

El sol abrió sus heridas
y el cansancio
quitar sus fuerzas
pretendió
más era tan aciago el momento
vivido
que sus huesos
crepitaron
su mandíbula
se contrajo
y una mueca
rígida
de su faz
se apoderó.

Nada pudo detenerla
el camino agreste
sinuoso
a su paso
se abrió.

Un ángel salio
de la nada
y sus pasos
guío
la subió en sus alas
y al otro lado del camino
dulcemente
la depositó.

Llego al tormento de la vergüenza,
retrocedió...
temblaba...
sus pies aún sangraban
y alzando la vista
al cielo
una plegaria
a Dios le brindó....
ayúdame padre
que culpable
no soy.

Murió la tarde,
cayó el sol,
su niña le miraba
y le decía:
Madre a tu lado
estoy.

Amor de madre,
amor de hija,
amor perdido
qué gran dolor
que en un instante
la vida te hace trizas
el corazón.

Suyai
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