martes, 9 de marzo de 2010

Amante.


Nadie ni nada podrá nunca detener que te lleve en mi sangre,
que seas parte de mi piel,
que mi alma se regocije con tu presencia...

Podrán encadenarme en el calabozo oscuro,
castigar mi cuerpo con látigos de dolor,
pero sacarme de mi pecho tu aliento
¡eso no lo podrán nunca señor.¡

Serán miles las voces que te condenen,
más ninguna la escucho yo,
sólo hay una que retumba
es mi propia voz.

Del fango sucio en que me han dejado
sabré salir victoriosa y triunfante,
no habrá orgullo más grande
el que todos sepan, que fui tu amante.

Suyai
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Todos los derechos reservados.
Chile.

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