miércoles, 31 de marzo de 2010

Silente adiós.


Cruje la noche, crepitan los muertos
siento en mi alma,un agudo dolor.

¡Señor mío¡

Haz que esta agonía
de no tenerle,
de no escucharle
me borre de la memoria
quien soy.

Si ya no he de verle:
¿ para qué necesito vivir?

¿No basta con el suplicio
de no tenerle ya nunca más?

Horas vacías,
noches de dolor,
ausencia de voces
morir sería mejor.

La hiel amarga
corroe mi voz,
una mueca irónica
me dice adiós.

Muere la conciencia
ya no soy yo.

Soy lo que ha quedado
envuelta en una muda blanca
blanca sin colores,
y muda sin voz.

¿ Qué esperan...?
nada teman,
esa mujer allí tendida,
esa ya no soy yo.

Es un cuerpo silente
que la noche en paz
recogió.

Suyai
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