jueves, 24 de marzo de 2011

Callen


Callen voces que se alzaron
para mofarse de mi tristeza,
mudas sean murallas
umbrales, pasajes y callejuelas.
Que no escape por ellas
mi llanto escondido.
Qué a su ventana
no llegue el ruiseñor
ensangrentado,
que sea sólo mía
esta cruel agonía.
Si su cariño fue vano
y su olvido pronto
que mi llaga cicatrice
en silencio y sin prisa
que yo olvidarle aún no puedo.
Aunque mi llanto sea eterno
que no sepa, ¡Dios mío
qué aún le quiero!

Suyai Edith copyright Chile

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