sábado, 19 de marzo de 2011

Esa primavera


Nuestras vidas se encontraron

en las puertas de una primavera.

Como aromas de jazmín y madreselvas

nos envolvió la tarde.

Tus manos y mis manos se cogieron

atrevidas,

y en un gesto unísono,

besamos nuestros labios

por vez primera.

Mi corazón se encendió

como una hoguera,

y extasiada me subyugué

a esos labios que me hicieron

su prisionera.

Mi vida y tu vida se unieron

como dos ríos,

encausados locamente,

corrieron a prisa por la tierra,

estaba escrito que aquella tarde

la muerte se hizo más cerca.

Tú sangre y mi sangre corrieron

empapando la vida,

bebimos de un sorbo la vida entera,

esa tarde y ese instante

nos arrancó la pureza.

Un hielo abrasador me dejó ciega.


Suyai copyright Chile 2011

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