Al sentir cerca mío
tu respiración,
un aire de rosas
se fecunda
en la árida tierra
de mis entrañas.
El poder de tu mirada
me atrae y le devuelvo
mi gesto de amor.
Y aunque tú no lo sabes
exento de mi candor
caminas sin prisa
sin temor.
Estoica me dejo silenciar
en el arrullo de tu voz.
Mil dagas invisibles
atraviesan mi corazón,
y aún así
permanezco exuberante
ingenua impávida
para que no descubras
el misterio que se produce
cuando hablas tú, y callo yo.
Suyai copyright 2010 Chile.
No hay comentarios:
Publicar un comentario