jueves, 22 de octubre de 2009

Mañana.




Caminando por la pradera


un tarde cualquiera,


divisé tu sombra


bajando por la ladera,


me acerqué murmurando


una canción de primavera.


Estabas de espaldas


mirando el horizonte


con la mirada perdida,


soñando quizás una quimera.


Al escuchar mis pasos,


me diste una mirada traicionera,


esbozaste en tus labios


una sonrisa , una mueca


de desgano


como si yo no existiera.


Sin tomarlo en cuenta


fingí que no te conocía


y dándote una sonrisa


te brindé una carcajada lisonjera.


Tus ojos me miraron sin mirar


y tu voz sonó fría y helada


como si hablar fuera una tontera.


Me quedé en silencio


con una larga espera,


no hubo bullicio


sólo soledad inmensa,


me senté a tu lado


y fingí estar muerta.


La tarde se puso arrebolada


y el sol se ocultó


por allá en la cuesta.


Así permanecimos horas


sin mirarnos si quiera.


Al llegar la oscura noche


me brindaste una mueca


que interpreté ingenuamente


hasta mañana mozuela.


Me levanté de un salto


y corrí por la ladera,


mi canto era alegre


y te llevaba en mi mollera,


mañana sería un dulce día


de una hermosa primavera.




Suyai


E/M


D./R


Chile.








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